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Reflexión
del mes
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No
basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre
delante. Entonces la vida se hace más solemne, más
importante, más fecunda y alegre.
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Stefan
Zweig (1881-1942). Escritor y pacifista austriaco. Cosmopolita
y psicólogo ingenioso destacado por obras biográficas
y relatos históricos, entre las que |
destacan Tres maestros
(1920), estudios sobre Balzac, Dickens y Dostoievski, y La
curación por el espíritu (1931), donde da cuenta
de las ideas de Mesmer, Freud y Mary Baker Eddy. Se distinguió
por su introspección psicológica. Sus últimos
escritos importantes incluyen las biografías Erasmus
de Rotterdam (1934) y María Estuardo (1935), la novela
El juego real (publicada en 1944), y su autobiografía
El mundo de ayer (1941). Se suicidó junto a su esposa
en Brasil, donde se exilió luego de la llegada del
nazismo a su país.
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Emergencia
social
decapita la autonomía médica
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Cuando
el profesional se aparte, sin justificación aceptable,
de una recomendación incluida en una Guía de atención
en salud, aprobada por su respectiva profesión, y con
ello ocasione un daño económico al Sistema General
de Seguridad Social en Salud (SGSSS), incurrirá en una
falta que será sancionada con una multa entre 10 y 50
SMMG.
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En buena medida el artículo 11 del decreto 131 sobre
emergencia social, resume el verdadero principio filosófico
que sustenta el actual SGSSS: no es el paciente la razón
de ser de este perverso sistema, es la utilidad y los intereses
económicos de los intermediarios lo que verdaderamente
interesa a un modelo que coarta la libertad del médico
para emitir su opinión y obrar para garantizar la vida
y la salud de sus pacientes.
Entre los decretos recientemente expedidos por el gobierno
sobre Emergencia Social, el referente a la autonomía
de los médicos, desconoce de plano ese principio ético
fundamental para la atención en salud. Tanto el decreto
131 como el concepto de emergencia social tienen serios cuestionamientos,
pues la crisis del sistema ajusta 16 años que lo han
llevado de tumbo en tumbo, y en resumen sólo ha servido
de presa a los corruptos para llenar sus arcas. ¡No
puede ser emergencia lo que se veía venir desde 1993
cuando entró en vigencia el actual engendro!
Durante este lapso, empresas creadas en 1994 ocupan hoy puestos
de liderazgo entre los principales emporios económicos
del país, con utilidades comparables a las del sistema
financiero. Resulta paradójico que cuando el SGSSS
entra en crisis, la solución se busque en un gremio
que ha sido maltratado e irrespetado por los intermediarios
del sistema y por los entes reguladores.
Como medida fundamental para paliar la crisis,
el gobierno decapita la autonomía del médico,
recorta derechos a los pacientes y protege las nutridas arcas
de los aseguradores. En el actual sistema, el médico
ha venido perdiendo de manera paulatina el derecho al trabajo
y a salarios dignos y estables, y como la autonomía
es un componente esencial para la atención médica
de alta calidad, había que derribarla de plano: no
es misión del sistema garantizar la calidad en la atención
a los colombianos. No se pretende proteger los derechos de
los pacientes, sino los intereses financieros de los intermediarios.
La medicina es ciencia y es arte, utiliza la mejor evidencia
científica para la atención en salud, reconoce
la individualidad del paciente, tiene en cuenta su familia
y la comunidad donde vive, respeta la experiencia del profesional,
los deseos y expectativas del paciente, y valora el entorno
donde presta atención. Es una medida reduccionista
y un irrespeto a esta noble profesión, pretender que
el seguimiento a un manual de atención garantizará
atención integral a sus pacientes y resolverá
la crisis actual. Con ello se parte de un principio de desconfianza
en el médico.
El decreto sobre la autonomía de los médicos
no consulta ni la realidad del país ni mucho menos
la ética. Sería interesante que el señor
ministro de la Protección Social y sus servidores,
recorrieran regiones apartadas del país como La Guajira,
Chocó, Putumayo, Tumaco, etc., regiones con alto aseguramiento
más no de atención, donde los indicadores de
salud pública muestran el verdadero panorama de la
precaria situación en salud de los colombianos, para
que se enterasen de primera mano del deterioro del trabajo
de los profesionales de la salud, la rapiña y mezquindad
de los intermediarios, los salarios de hambre y las demoras
de hasta 6 meses con que las EPS cancelan las obligaciones
adquiridas con los servidores de la salud.
No es, como pretende el decreto, deteriorando aún más
el trabajo médico, como se soluciona la crisis del
actual sistema: es reconociendo errores estructurales como
la intermediación, la corrupción que lo corroe,
el maltrato y las precarias condiciones laborales y salariales
en que se desempeñan los profesionales de la salud
en Colombia.
La Asociación Médica Mundial insta a los
médicos a establecer, mantener y participar activamente
en un sistema de autorregulación, que finalmente asegure
a la profesión la autonomía para tomar decisiones
sobre la atención médica de sus pacientes.
Para enderezar el sistema se requieren intervenciones de carácter
integral que involucren todos los elementos que lo conforman:
para hacerlo es necesario decisión y compromiso de
largo aliento con la salud de los colombianos, no tributo
al poder económico de los intermediarios de la salud,
como ha sido la norma hasta la fecha.
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Todo indica que los decretos de emergencia social que expidió
recientemente el gobierno nacional, no solucionarán el
problema de fondo. Definitivamente, se movilizarán muchos
más recursos de los que hasta ahora existen dentro del
sector salud. No obstante, queda el interrogante: ¿para
quién o para quiénes? No me queda la menor duda
que una muy buena proporción de estos recursos fluirán
hacia los aseguradores, de nuevo a engrosar los patrimonios
y la rentabilidad tan injustamente privada en el
último año; infortunadamente, los ajustes realizados
por los ministerios de Hacienda y Protección Social los
imposibilitó de hacerse a cuantiosas sumas y ganancias
en los últimos meses, por eso pusieron el grito en |
el cielo, amenazaron que dejarán de atender a la
población e incluso que si no se les da lo que merecen,
se les indemnice y dan un paso al costado, ¡como
si no fueran suficientes los lucros, utilidades y ganancias
de los últimos 15 años!
Señores: el problema de nuestro débil Sistema
de Seguridad Social en Salud es estructural, conceptual y
de fondo, y con una operación mercantil y utilitarista
perversa; mientras no se reoriente el manejo y flujo de los
recursos hacia intereses supra-económicos, existirán
deseos canibalescos donde la danza de los millones
y el deseo de lucro primará sobre el servicio social
que implica realizar una atención en salud.
Varios estudiosos de los sistemas de salud y varias investigaciones,
demuestran que sistemas de salud basados en el aseguramiento
generan inequidad, parcialidad, ganancias exorbitantes para
unos pocos, déficit en la calidad e inoperancia para
la mayoría: cualquier parecido con la realidad colombiana
es mera coincidencia.
Con seguridad, en 2009 algunas EPS dejarán de brillar
dentro de las 100 primeras empresas del país con más
utilidades, pero con la nueva inyección económica,
para 2010 volverán a estos lugares de privilegio;
mientras esto sucede, la red pública hospitalaria continuará
quebrada y los más de $3 billones que le adeudan a
enero de 2010 seguirán en espera, continuará
el cierre o fusión de hospitales para mejorar
la eficiencia administrativa, se abrirán clínicas
con grandes fachadas arquitectónicas pero con problemas
en la calidad y oportunidad en la prestación de servicios
de salud.
No olvidemos: ¿de dónde saldrán estos
recursos? De nuevos impuestos y gravámenes que nos
cobrarán a la mayoría de colombianos, por consumo
de bebidas, licores, cigarillos y demás. ¿Por
qué no se grava a las empresas, industriales y banqueros,
y se exige que al menos un 50% de las utilidades se pasen
al sector salud y educación? ¿Por qué
no se solicita que el impuesto de guerra se convierta en impuesto
de paz y bienestar? .
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Bioética
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Al
referirse a la actitud de respeto con la cual debe afrontarse
la realidad, el pensador Dietrich von Hildebrand (1889-1977)
comenta que es a partir de esta actitud que tienen lugar las
virtudes: Sólo el hombre respetuoso ratifica conscientemente
su verdadera condición humana y su situación metafísica.
Cabe hacer la correlación entre el respeto como actitud
intelectual y académica, y la realidad práctica
y operativa de la disciplina de la bioética, cuyos ámbitos
de acción abarcan los 4 grandes campos destacados en
el histórico documento de Erice: la práctica clínica,
la investigación con seres humanos y con otros seres
vivos, los temas de alcance ecológico, y los relacionados
con aspectos demográficos y de políticas sanitarias.
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Es evidente que ante la gravedad de las situaciones vividas
por toda la humanidad en estos diversos campos, vale la pena
una aproximación epistemológica respetuosa desde
la propia disciplina de la bioética.
El nacimiento de esta área del conocimiento -desde
sus inicios con el afortunado neologismo bioética de
van Rensselaer Potter, hasta hoy- siempre ha estado vinculado
con el respeto. El propio Potter se refería -y lo hacía
en tono de seriedad y de necesidad-, al diálogo entre
las áreas técnicas y las áreas humanísticas:
desde su gestación viene una de las exigencias propias
de la disciplina que es el carácter de la interdisciplinariedad
y de la voluntad de un diálogo consciente, esforzado
y honesto que aporte entendimiento entre especialistas de
ramas diferentes, incluso de talantes opuestos, como puede
ser el caso entre las áreas llamadas humanísticas
y las llamadas técnicas.
Luego, otros autores han destacado la necesidad de una actitud
y -un método epistemológico- que se caracteriza
por un auténtico respeto (respeto significa atención,
miramiento, consideración) a múltiples aspectos
del conocer: tecnociencia (estado del arte de los conocimientos
científicos y aplicaciones técnicas en campos
específicos), antropología (respuesta fundamental
al interrogante antropológico, a la pregunta por el
ser del hombre, su origen, definición y su horizonte
de sentido -incluido el campo de la trascendencia- y sus expectativas
y modo de afrontamiento ante las situaciones límites),
y en el tercer ángulo de este método triangular
(Sgreccia) por supuesto, el tema de la ética, o sea,
la pregunta por la calificación moral de las acciones
de acuerdo con escalas de valor (bondad o maldad de las acciones,
licitud o ilicitud de ellas, en especial, de aquellas sobre
el hombre mismo). A fin de cuentas, el tema de la ética,
como lo recuerda Aranguren, es el tema de la libertad del
accionar humano: y ésta es una cuestión bien
seria e ineludible.
En consideración a esta necesidad de la actitud respetuosa
que debe ofrecer la visión bioética de los hechos,
cabe una de las aproximaciones a lo que es esta disciplina
por parte de uno de sus autores reconocidos. Guy Durand expone
en un breve y didáctico texto de carácter general:
La Bioética, naturaleza, principios, opciones
(Desclée de Brower, Bilbao, 1992), una aproximación
que tiene obvias limitaciones -se reduce apenas a uno de los
ámbitos mencionados en Erice-, pero que marca un importante
énfasis: Llamamos bioética a la búsqueda
del conjunto de exigencias del respeto y de la promoción
de la vida humana y de la persona en el sector biomédico.
Este énfasis en el respeto merece ser destacado. Está
dentro de una de las exigencias de la prudencia, que es la
praxis del discernimiento, del buen juicio, de distinguir
lo bueno de lo malo. A fin de cuentas, desde los griegos lo
sabemos: el actuar prudente no es otra cosa que sabiduría
práctica.
NOTA: Esta sección es un aporte del Centro Colombiano
de Bioética -Cecolbe-.
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